Cada día nosotros y millones de personas accedemos a las redes, mediante nuestros teléfonos, computadoras, tabletas y otros aparatos. Navegamos en la web, vemos videos en YouTube y Netflix. Escuchamos música en Spotify, compramos en Amazon. Pasamos cantidad de minutos en Facebook, poniéndonos en contacto con familiares, amigos, colegas, etc. Si tenemos algo que buscar o preguntar, consultamos con Dr. Google. Nos hemos acostumbrado tanto a estas maravillas de la modernidad, que ya no imaginamos la vida sin ellas. Y todo esto a un costo relativamente bajo o en algunos casos prácticamente gratis. Verdad?
Dicen los economistas que no hay almuerzos gratis. Cuál es entonces el precio que yo pago por usar, digamos, Facebook?. Lo he usado por años y nunca he visto que ha llegado una factura. La respuesta parece ser obvia, pero no lo es: mi información. Así es como una empresa que algunos todavía piensan que valora tanto la privacidad y la información de sus usuarios, se ha hecho una de las más ricas del planeta. La data es el nuevo petróleo.
Vemos como estas empresas tienen en común la información que recolectan de sus usuarios. Es la misma información que luego utilizan para dirigir publicidad a los potenciales consumidores. No han sentido que en ocasiones el mismo anuncio o banner los persigue a cada página que acceden?. Pero eso no es todo. Los complejos algoritmos que utilizan, toman nuestras preferencias de consumo y luego la analizan y nos la devuelven en la forma de más ofertas y productos de nuestro agrado. Es lo que hacen Netflix y Spotify para ofrecernos exactamente lo que queremos.
Todo esto ha venido planteando de un tiempo para acá un debate acerca de si los usuarios deberían ser compensados. Después de todo, somos los titulares de la data, generamos las fotos, videos y todo lo que compartimos en la Web. Toda esa información, es recopilada, organizada y analizada por estas empresas. En algunos casos, es compartida con terceros. Lo que ya ha provocado la atención de organismos reguladores en EEUU, Europa y otras latitudes, a propósito del caso Facebook–Cambridge Analytica.
Pero el debate se ha adentrado mucho más allá del campo de la privacidad. Supongamos que estoy de acuerdo en que Google, Facebook y otras empresas recolecten la data de lo que veo, comparto y doy click. Que luego me bombardeen con publicidad y ofertas. No debería uno como usuario ser compensado?. Después de todo, para éstas y otras empresas la data de sus usuarios es uno de los activos más importantes, si no el más importante que poseen. Imaginen por un momento a Google, Facebook, Amazon, etc. sin las informaciones del comportamiento de sus usuarios?.
En el futuro creo que encontraremos más casos a favor de retribuir la información personal que es compartida, en la medida de que aumente la conciencia y las implicaciones de este tema. Ya hace tiempo por ejemplo, que las instituciones que manejan la data financiera y los records médicos comparten informaciones con terceros (por un precio). Las formas que puede tomar la retribución pueden incluir ofertas especiales o rebajas en artículos, productos y/o servicios, aunque también es posible que el pago sea en dinero. De todas formas, lo que suceda en EEUU y Europa nos dará una idea de por dónde viene el asunto.
Bono: Recientemente hice un podcast sobre este tema, aquí lo comparto con ustedes.