jueves, 27 de agosto de 2020

Cerca del punto de inflexión V o L: Las señales del nuevo barómetro del comercio de mercancías de la OMC


A casi seis meses desde que la OMS declaró oficialmente la Pandemia del COVID-19, es conveniente tener un estatus de la situación actual del comercio mundial y las perspectivas a corto y mediano plazo.

El barómetro sobre el comercio de mercancías que es elaborado periódicamente por la OMC, se ha convertido en poco tiempo, en un referente por excelencia para medir la evolución del intercambio de bienes. Su metodología, así como el agregado de datos que captura y su nivel de rigurosidad, permiten al público contar con información precisa, objetiva, y más importante, "en tiempo real" para la toma de decisiones. 

En mayo pasado, el valor agregado del barómetro se situó en 87.6, colocándose a mediados de agosto (publicación más reciente) en 84.5, para una reducción de 3.1. Recordemos que el valor de referencia "normal" del barómetro se sitúa justamente en 100. Aunque en agosto el barómetro llegó a ubicarse en sus niveles históricos más bajos, la pérdida neta es menor que la reflejada en mayo, cuando cayó casi 8 puntos. La reducción menor en el último barómetro pudiera indicar que estamos cerca del piso de la crisis. 

Esa es precisamente una de las variables que plantea la OMC ante la presente coyuntura. Algunos de los indicadores que conforman el barómetro han mostrado mayor resiliencia en la presente crisis. Tal es el caso de los Componentes Electrónicos (92.8) y los Bienes Agrícolas Primarios (92.5), seguidos de cerca por las Órdenes de Exportación (88.4). Dicho sea de paso, éste último componente es el único que muestra en la presente entrega signos claros de recuperación.

Los indicadores que más han resistido los embates de la crisis del COVID-19 pueden estar inclinado la balanza de las estimaciones que hizo la OMC el pasado mes de abril hacía el escenario más optimista (aquí una explicación más detallada). Para ese entonces, la proyección más positiva que hacía la OMC era una caída del comercio mundial en el orden del 13% en el presente año. De continuar la tendencia que viene marcando el barómetro del comercio de mercancías, este año cerraría con un decrecimiento del 14% en el comercio global. Aunque malo de por sí, dista mucho del escenario apocalíptico de -32% que proyectó la OMC en el escenario menos optimista.

Con el último cuatrimestre del año aproximándose y las posibilidades reales de una vacuna contra el COVID-19 a la vista, se pueden inferir algunos escenarios. El primero es que si la vacuna o tratamiento efectivo llega el próximo cuatrimestre, la recuperación también llegaría más temprano. Así algunos de los indicadores más relacionados directamente con las restricciones de movimiento como el Flete Internacional de Bienes (76.5) y la Producción y Venta de Automóviles (71.8), empezarían su ascenso sostenido hacía el valor de referencia de 100. La recuperación, en ese sentido, sería en forma de "V", dónde la caída brusca del comercio mundial daría paso a un restablecimiento igual de rápido para el 2021.

No obstante, subyace la amenaza de una mejoría más lenta e inestable en el intercambio global de bienes, aún en la presencia de una cura o vacuna efectiva contra el COVID-19. La incertidumbre es un factor de mucho peso en estos momentos. Las empresas y actores en el comercio internacional, así como los consumidores, pudieran posponer decisiones de inversión o de compras. La recuperación en ese caso sería más lenta y prolongada (en forma de "L"), con un comercio global en menor dinamismo en comparación al período pre-pandemia.

Resta por ver que nos depara en el próximo cuatrimestre y como cerrará el año. De terminar el 2020 cerca de la proyección más "optimista" planteado por la OMC (caída de un 13% del comercio global), las señales apuntarían a un escenario en "V". La introducción del factor cura o vacuna contra el COVID-19 inyectaría aún más adrenalina a la recuperación.

lunes, 3 de agosto de 2020

En tiempos de Covid-19 la prioridad es preservar la IED



Siendo el 2020 un año atípico, se necesita de mucho ingenio y creatividad por parte de los países para mantener un caudal de Inversión Extranjera Directa (IED) más o menos similar al de los últimos años. La presente pandemia no ha concluido, pero ya el pasado mes de junio la UNCTAD proyectó que los flujos de IED se reducirán en un 40% este año.

De ahí que la meta de "mantener" estable los montos de IED se plantea como el objetivo principal de muchos países. Para tener éxito, se deben promover políticas públicas que hagan más barato, sencillo y favorable dejar la inversión en el país, que retirarla. Hay que tener en cuenta que la inversión extranjera requiere de tiempo, de recursos, y que puede tardar años en producir dividendos.

Las medidas se pueden implementar como parte de un paquete, magnificando así el impacto en el anclaje de la IED. Así, se pueden combinar la reducción de la burocracia excesiva para la instalación de la inversión con los servicios de after-care para los inversores extranjeros. La pandemia también ha brindado la oportunidad de que finalmente se digitalicen los servicios de post-instalación o after-care que son brindados a los inversionistas extranjeros, facilitando la conveniencia de permanecer haciendo negocios en el país.

Es muy importante en ese sentido que los países fortalezcan las capacidades de las Agencias de Promoción de Inversión (API). La digitalización de los procesos y servicios de dichas Agencias debe plantearse con una visión de largo plazo, no meramente coyuntural. Las buenas prácticas de los países más exitosos en atraer y contener la IED nos demuestra los dividendos positivos de haber sido los primeros en virtualizar los procesos y servicios para facilitar las inversiones.

La amenaza del Covid-19 ha hecho que tengamos que re-evaluar nuestras prioridades. Así como a nivel macro los países han dispuesto que lo más importante en este momento es preservar la vida y la salud de las personas, en materia de IED lo primordial en esta coyuntura es mantener la inversión que ya tienen, mientras encuentran formas de atraer otras nuevas.

Sobre este último particular, hay ciertas oportunidades para que podamos aprovechar la recomposición de las cadenas globales de valor. Sin embargo, debemos recordar que los países y regiones donde se encuentran esas inversiones que queremos captar también están tomando sus propias medidas para retener las mismas. Los países más exitosos en captar esas nuevas inversiones, serán los que mejoren el entorno para los que vienen, pero también para los que ya están en el país.