miércoles, 19 de abril de 2017

La República Dominicana ante la Cuarta Revolución Industrial



En tiempos recientes hemos estado escuchando sobre como la cuarta revolución industrial traerá cambios impactantes en la sociedad y por consecuencia en la vida de cada uno de nosotros. Pero, ¿qué es exactamente lo que llaman cuarta revolución industrial?. Es probable que lo sepamos y no nos hayamos dado cuenta.

Esta semana santa sentado en mi casa, escuché un zumbido que al principio pensé se trataba de un abejón. La realidad es que alguien estaba manipulando un dron en el residencial. Además de los fines recreativos, los drones se utilizan en la industria de eventos, audiovisuales, el comercio y hasta en operaciones militares. El gigante de las compras electrónicas, Amazon.com, anunció hace poco la entrega de paquetes al consumidor final a través de drones. Los límites los pone la imaginación.

También en una película que vi hace poco, Rápidos y Furiosos 8, una escena que me gustó mucho (vienen spoilers) fue cuando los protagonistas estaban siendo perseguidos por vehículos autónomos (sin conductor). Hace unos años atrás, esto parecería ser propio de una película de ciencia-ficción, pero hoy lo vemos en pantalla y lo asociamos a una realidad, o cuanto menos, a un futuro próximo, muy próximo.

Y por si esto fuera poco, a principios de este mes de abril el equipo de Google Brain, un proyecto de aprendizaje profundo de la compañía Google, anunció que mediante el empleo de algoritmos, un programa diseñado por ellos denominado Google Deep Dream ha logrado ser capaz de crear obras de arte a partir de la información provista de miles de fotografías, que el programa escaneaba pixel por pixel. Es decir, que los avances en inteligencia artificial se muestran promisorios en un campo tan complejo de la humanidad como es el arte.

La cuarta revolución industrial es la revolución de la robótica, de la inteligencia artificial y de la automatización. Es un cambio profundo en las relaciones de producción. El ser humano, a través de la historia se ha valido de máquinas para complementarlo en su trabajo. Hoy en día las máquinas están sustituyendo al trabajador. Y no solo en el sector manufacturero o aquellos empleos que requieran un trabajo esencialmente mecánico y repetitivo. En el sector de servicios, encontramos algunas profesiones como los periodistas, los médicos y los abogados, cuyos campos han sido permeados por softwares que aún en su etapa incipiente o de desarrollo, son capaces de producir artículos, informes y escritos de comparable calidad.

Como podemos ver, hasta los empleos que requieren de especialización o estudios avanzados se pueden ver impactados por estas transformaciones, como han planteado especialistas en la materia como Martin Ford y Klaus Schwab. Ford es un autor y conferencista que se concentra en el impacto de la robótica y la inteligencia artificial en la sociedad. En su libro, “El Auge de los Robots” Ford plantea que estos dos campos serán los que potenciarán un impacto comparable solo al de la primera revolución industrial. Pero al mismo tiempo, nos advierte de los retos que conlleva la denominada “destrucción creativa”, con el surgimiento de un nuevo paradigma y la consecuente obsolescencia de algunos sectores y procesos.

Estas preocupaciones sociales, válidas por demás, son las que nos deben llamar más nuestra atención. Klaus Schwab lo aborda en su obra “La Cuarta Revolución Industrial”. Schwab es un ingeniero y economista, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. Schwab no niega que la cuarta revolución industrial tendrá un impacto monumental en la economía. Pero le preocupa más la parte social, humana, ya que como en toda coyuntura crítica, hay ganadores y perdedores. Se pregunta válidamente: “…Qué pasará con los trabajadores que sean sustituidos por máquinas o que de otra forma queden sin empleo?”. Pero hay otra preocupación mayor: que será de los países que no logren innovar?, que no sean capaces de adaptarse? esta vez a una mayor velocidad que en otras etapas de la humanidad.

Por lo tanto, la era de la cuarta revolución industrial será una de mayor presión social. Cada vez se crean menos empleos en sectores propensos a la automatización, como el caso de la manufactura. La principal amenaza para los empleos no son por lo tanto, los Acuerdos de Libre Comercio, los bajos salarios pagados en países como China y México, sino la automatización y la incursión de los robots en labores antes reservadas a los humanos.

Schwab también se refiere a la clase media y la capacidad, o falta de ella, para que la sociedad pueda absorber y adaptarse a la cuarta revolución industrial, que brindará sus frutos positivos, pero también mayor presión en los mercados laborales, unido a una creciente desigualdad social, aún en los países desarrollados. La desigualdad está asociada a mayores niveles de inestabilidad social y política. Por igual, la calidad de vida de la generalidad de la clase media ha venido disminuyendo de generación en generación, con más pronunciamiento en los países en vías de desarrollo. Otro factor a considerar, para garantía de la gobernabilidad democrática.

Si bien nuestra incidencia en la cuarta revolución industrial es limitada, la realidad es que los países como la República Dominicana tendrán que utilizar colectivamente su ingenio, sabiduría y creatividad en la presente revolución industrial, de ser necesario, empoderarse en su conjunto y hacer un ejercicio de proactividad, para lograr una especie de adaptación dawinista que nos ilumine por el sendero de las nuevas relaciones de producción.

jueves, 6 de abril de 2017

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC y la internacionalización de las MIPYMES



El 22 de febrero pasado inició el Acuerdo sobre Facilitación de Comercio de la OMC (AFC). Como parte del Paquete de Bali (Conferencia Ministerial de la OMC - 2013) y aprobado por el Consejo General en noviembre de 2014, el AFC parece haber llegado en el momento preciso, caracterizado por una amenaza proteccionista y el resurgimiento de las medidas tipo balduque (cinta roja o red tape en inglés) en el comercio internacional.

En este contexto nada predecible es el que se encuentran las Micro, Pequeñas y Medianas empresas (MIPYMES). De por si vulnerables en el entorno local, a nivel regional y global se enfrentan a ingentes desafíos, algunos derivados de su propia naturaleza. La informalidad que caracteriza este tipo de empresas en República Dominicana, por ejemplo, mantiene a las MIPYMES en una especie de dislocación, alejándoles de las posibilidades de acceder a los mercados regionales y globales. Por vía de consecuencia, prohibiéndoles el acceso a las cadenas de valores del comercio mundial. Promover la formalización, puede ser la primera fase en la estrategia de incentivos a la exportación.

Pero existen otros estímulos, como la simplificación. Un administrador de una micro o pequeña empresa, entronizado en el día a día para hacer frente a las labores propias de su negocio, difícilmente se vea motivado al comercio internacional, si de entrada observa con justificada preocupación solo la tramitación y el papeleo que implica el movimiento de una mercancía de un mercado a otro. Para cualquier empresa estos procedimientos pueden resultar un esfuerzo sobrecogedor. Si las empresas grandes tienen dificultades en materia de facilitación comercial, solo hay que imaginarse el drama de las MIPYMES, máxime teniendo en cuenta su tamaño y los limitados recursos de que disponen.

El AFC llega por lo tanto en un momento coyuntural. No es la panacea, ni el “santo grial”. Pero si la promesa, el compromiso, de una vía más expedita para la reducción gradual de las barreras burocráticas al comercio. Es así un hálito de esperanza para las MIPYMES. Por lo que veremos a continuación.

Un primer beneficio es la mayor celeridad en el despacho de las mercancías. De entrada una ventaja para todo tipo de mercancías, el AFC también incluye provisiones para los bienes perecederos (Artículo 7.9), que beneficiarán las exportaciones agrícolas, y por supuesto, a los pequeños/medianos productores reduciendo la incidencia de los retrasos en las fronteras.

Otro tipo de ventaja es una mayor integración público-privada. Derivada no únicamente de la implementación misma del AFC, pero también de las propias políticas públicas en materia de MIPYMES llevadas a cabo por los gobiernos. Ambos se complementan en búsqueda del mismo fin: sector privado ayuda identificando cuellos de botella, mientras que el gobierno acciona diseñando las hojas o mapas de ruta para las reformas estructurales. Se logra a la vez una mayor conciencia y empoderamiento de los sectores claves.

Las cadenas regionales/globales de valor son otro campo de oportunidad para las MIPYMES. El AFC brinda amplias ventajas para que estas empresas estén en condición de insertarse en las líneas de producción a escala mundial. ¿Cómo?. A través de mecanismos como la tramitación previa a la llegada (Artículo 7.1 del AFC), la publicación de los tiempos promedios para el despacho de mercancías (Artículo 7.6), o las disposiciones transversales respecto de la cooperación de las agencias que intervienen en el despacho de las mercancías (Artículo 8), la libertad de tránsito (Artículo 11) y la cooperación aduanera (Artículo 12). Como el comercio mundial de bienes intermedios está creciendo, todo lo anterior se combina para producir ganancias en logística para las MIPYMES. Aquí también reside el potencial para el aprovechamiento de los encadenamientos por intermedio de las Áreas de Libre Comercio, facilitando el pase de insumos y bienes intermedios para su transformación/procesamiento.

Respecto del acceso y manejo de la información relevante, un elemento de vital importancia para las operaciones de las MIPYMES, el Artículo 1.2 del AFC dispone una serie de medidas, entre ellas: los miembros de la OMC deben poner a disposición del público por medio de internet, toda la información relativa a procedimientos de importación, exportación y tránsito, incluidos los procedimientos de recurso o revisión, además de los formularios y documentos exigidos para la importación en el territorio de ese Miembro, para la exportación desde él y para el tránsito por él, además de los datos de contacto de su servicio o servicios de información. Por igual, se alienta a los Miembros a poner a disposición por medio de Internet información adicional relacionada con el comercio, con inclusión de la legislación pertinente.

Finalmente, un aspecto que vale resaltar es que el AFC promueve el uso de las tecnologías de la información, de vital importancia para las MIPYMES competir en la incipiente cuarta revolución industrial. En su conjunto, al acelerar el despacho de las mercancías, el AFC favorece el comercio electrónico. Pero además, el Artículo 7.8 sobre envíos urgentes, establece una serie de medidas tendentes a la agilización de los trámites para este tipo de envíos, así como su simplificación y limitación.

En definitiva, desde la perspectiva de la República Dominicana, consideramos que las MIPYMES serán de los grandes beneficiarios de este nuevo instrumento regulatorio del comercio internacional. Para lo cual debe acompañarse de políticas públicas tendentes a su aprovechamiento y “democratización” para que todos los sectores, incluyendo los pequeños, se apropien del mismo.