En tiempos recientes hemos estado escuchando sobre como la cuarta revolución industrial traerá cambios impactantes en la sociedad y por consecuencia en la vida de cada uno de nosotros. Pero, ¿qué es exactamente lo que llaman cuarta revolución industrial?. Es probable que lo sepamos y no nos hayamos dado cuenta.
Esta semana santa sentado en mi casa, escuché
un zumbido que al principio pensé se trataba de un abejón. La realidad es que
alguien estaba manipulando un dron en el residencial. Además de los fines
recreativos, los drones se utilizan en la industria de eventos, audiovisuales, el
comercio y hasta en operaciones militares. El gigante de las compras
electrónicas, Amazon.com, anunció hace poco la entrega de paquetes al
consumidor final a través de drones. Los límites los pone la imaginación.
También en una película que vi hace poco,
Rápidos y Furiosos 8, una escena que me gustó mucho (vienen spoilers) fue
cuando los protagonistas estaban siendo perseguidos por vehículos autónomos
(sin conductor). Hace unos años atrás, esto parecería ser propio de una
película de ciencia-ficción, pero hoy lo vemos en pantalla y lo asociamos a una
realidad, o cuanto menos, a un futuro próximo, muy próximo.
Y por si esto fuera poco, a principios de este
mes de abril el equipo de Google Brain, un proyecto de aprendizaje profundo de
la compañía Google, anunció que mediante el empleo de algoritmos, un programa
diseñado por ellos denominado Google Deep Dream ha logrado ser capaz de crear
obras de arte a partir de la información provista de miles de fotografías, que
el programa escaneaba pixel por pixel. Es decir, que los avances en
inteligencia artificial se muestran promisorios en un campo tan complejo de la
humanidad como es el arte.
La cuarta revolución industrial es la
revolución de la robótica, de la inteligencia artificial y de la automatización.
Es un cambio profundo en las relaciones de producción. El ser humano, a través
de la historia se ha valido de máquinas para complementarlo en su trabajo. Hoy
en día las máquinas están sustituyendo al trabajador. Y no solo en el sector
manufacturero o aquellos empleos que requieran un trabajo esencialmente
mecánico y repetitivo. En el sector de servicios, encontramos algunas
profesiones como los periodistas, los médicos y los abogados, cuyos campos han
sido permeados por softwares que aún en su etapa incipiente o de desarrollo,
son capaces de producir artículos, informes y escritos de comparable calidad.
Como podemos ver, hasta los empleos que
requieren de especialización o estudios avanzados se pueden ver impactados por estas
transformaciones, como han planteado especialistas en la materia como Martin
Ford y Klaus Schwab. Ford es un autor y conferencista que se concentra en el
impacto de la robótica y la inteligencia artificial en la sociedad. En su
libro, “El Auge de los Robots” Ford plantea que estos dos campos serán los que potenciarán
un impacto comparable solo al de la primera revolución industrial. Pero al
mismo tiempo, nos advierte de los retos que conlleva la denominada “destrucción
creativa”, con el surgimiento de un nuevo paradigma y la consecuente
obsolescencia de algunos sectores y procesos.
Estas preocupaciones sociales, válidas por
demás, son las que nos deben llamar más nuestra atención. Klaus Schwab lo
aborda en su obra “La Cuarta Revolución Industrial”. Schwab es un ingeniero y
economista, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. Schwab
no niega que la cuarta revolución industrial tendrá un impacto monumental en la
economía. Pero le preocupa más la parte social, humana, ya que como en toda
coyuntura crítica, hay ganadores y perdedores. Se pregunta válidamente: “…Qué
pasará con los trabajadores que sean sustituidos por máquinas o que de otra
forma queden sin empleo?”. Pero hay otra preocupación mayor: que será de los
países que no logren innovar?, que no sean capaces de adaptarse? esta vez a una
mayor velocidad que en otras etapas de la humanidad.
Por lo tanto, la era de la cuarta revolución
industrial será una de mayor presión social. Cada vez se crean menos empleos en
sectores propensos a la automatización, como el caso de la manufactura. La
principal amenaza para los empleos no son por lo tanto, los Acuerdos de Libre
Comercio, los bajos salarios pagados en países como China y México, sino la
automatización y la incursión de los robots en labores antes reservadas a los
humanos.
Schwab también se refiere a la clase media y la
capacidad, o falta de ella, para que la sociedad pueda absorber y adaptarse a
la cuarta revolución industrial, que brindará sus frutos positivos, pero
también mayor presión en los mercados laborales, unido a una creciente
desigualdad social, aún en los países desarrollados. La desigualdad está asociada
a mayores niveles de inestabilidad social y política. Por igual, la calidad de
vida de la generalidad de la clase media ha venido disminuyendo de generación
en generación, con más pronunciamiento en los países en vías de desarrollo. Otro
factor a considerar, para garantía de la gobernabilidad democrática.
Si bien nuestra incidencia en la cuarta
revolución industrial es limitada, la realidad es que los países como la
República Dominicana tendrán que utilizar colectivamente su ingenio, sabiduría
y creatividad en la presente revolución industrial, de ser necesario, empoderarse
en su conjunto y hacer un ejercicio de proactividad, para lograr una especie de adaptación
dawinista que nos ilumine por el sendero de las nuevas relaciones de producción.
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