domingo, 10 de enero de 2021

El reto ahora es distribuir las vacunas de la COVID-19


La carrera para encontrar la vacuna contra la COVID-19 ha terminado. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), ellos aprueban y recomiendan dos vacunas: la de Pfizer-BioNTech y la de Moderna. Otras que se encuentran en fase 3 de pruebas clínicas son: AstraZeneca, Janssen y Novavax. China y Rusia también han desarrollado vacunas por sus propios medios. En total, según la OMS, más de 50 candidatas a vacunas se encuentran en distintas fases de pruebas.

El hecho de que a menos de un año que se declarara oficialmente la pandemia de la COVID-19 ya se cuente con multiples vacunas es en si un logro impresionante. Las vacunas, para cualquier enfermedad, tipicamente se demoran más 10 años en llegar, navegando entre investigación, desarrollo y aprobación. 

El aumento vertiginoso del mercado de vacunas en los últimos 15 años pudo haber contribuido a las mejoras en rendimiento y productividad que posibilitaron las múltiples ofertas hoy disponibles para contrarrestar la COVID-19. De acuerdo a la OMS, el comercio de vacunas para consumo humano ha crecido 5 veces desde el 2005, esto es sin incluir las vacunas orales contra la polio, las influenzas de temporada y las dosis de los mercados de turismo y miliitar. En 2018, la demanda global de vacunas llegó a alcanzar 3.5 billones de dosis.

El reto del momento es hacer llegar las vacunas a la gente lo más pronto posible. Pero conseguir que una parte considerable de la población lo logre, podría llevarse más tiempo que el invertido en desarrollar la propia vacuna. La OMS estima que para este año, dos billones de dosis se pueden llegar a distribuir en todo el mundo, suficiente para inmunizar al 20% de la población más vulnerable de cada país (personal de salud, de primera línea, personas mayores y con morbilidad). 

La distribución de las vacunas, a diferencia de las mercancías convencionales, presentan ciertas particularidades y retos. Estamos hablando del movimiento de altos volúmenes de material sensible a las temperaturas y condiciones ambientales adversas, de naturaleza perecedera, que además lidian con las limitadas opciones de transportes adecuados que se encuentran disponibles y las tradicionales barreras sanitarias, técnicas y demás procesos de registro y conformidad interna que tienen los países (aunque estos últimos se agilicen en el contexto de la pandemia).

Por eso hoy adquiere una dimensión importante la logística y las cadenas de suministro internacionales. Son importantes, no solo para la rápida distribución de las vacunas, si no también para su integridad y efectividad. La conectividad entre los distintos puntos de la cadena de valor de la vacuna es vital para asegurar el objetivo de inmunizar a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible.

La necesidad de cortar tiempo y agilizar distribución de las dosis a escala mundial hace del transporte aéreo la vía por excelencia. Sin embargo, algunos de los efectos de la pandemia que más se han sentido son precísamente en el sector aeronaútico. Menos personas están viajando debido a las restricciones de movimiento, las cuarentenas y los toques de queda. Una parte importante de la carga por esta vía se hace en vuelos comerciales de pasajeros. Otro reto es mantener la cadena de frío necesaria para algunos tipos de vacunas, lo cual es más complicado llevar a cabo por este medio de transporte, que conlleva trasbordo, paradas en múltiples destinos, manejos en depósitos, etc. antes del arribo a su destino final.

En ese entendido, se hace urgente que los países comiencen a discutir formas para hacer más eficiente y expedito los procesos de entrada y salida por vía aérea. Para los países en desarrollo que no producen localmente las vacunas, sería de gran ayuda contar con procedimientos y protocolos especiales para el despacho rápido de estos productos. Además, es necesario que el personal de las terminales y aeropuertos se encuentre debidamente capacitado y entrenado en el manejo de este tipo de carga, evitando contratiempos.

Algunas de las medidas puestas en marcha por los países en los primeros días y meses de la pandemia para facilitar la entrada de productos de protección personal, mascarillas, guantes, etc. también ayudan al movimiento de las vacunas. Estas incluyen la simplificación de los procedimientos para la importación, la aceptación de documentación vía electrónica previa a la llegada de las mercancías, entre otras medidas. Pero esto puede probar ser insuficiente. Se debe también trabajar a nivel de los permisos, homologaciones, procesos, protocolos y formalidades necesarias para el ingreso y disposición final de las vacunas.

La vacuna contra la COVID-19 pasará a la historia como uno de los grandes logros de la humanidad. Con un desarrollo en tiempo récord, el reto que tenemos por delante es hacer que la misma llegue a todo el mundo. Haciendo los ajustes necesarios y colaborando unos con otros, los países pueden lograr este año otro récord: la mayor campaña de vacunación másiva jamás vista.  

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