viernes, 29 de mayo de 2020

El Covid-19 se deja sentir en el Barómetro de Comercio de la OMC

El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la OMC pasa al rojo como consecuencia de la perturbación del comercio mundial causada por la COVID-19

La OMC publicó hace unos días su más reciente versión del Barómetro sobre el Comercio de Mercancías. El período cubierto por esta medición incluye el mes de marzo del presente año, por lo que distinto a las entregas anteriores de este importante referente, ahora comenzamos a apreciar algunos de los efectos de la pandemia del Covid-19 en lo que son las operaciones del comercio internacional.

El dinamismo del comercio mundial venía en franca decadencia, aún antes de la llegada de la pandemia. Como muestra tenemos lo reflejado en la anterior entrega del Barómetro, cuando de los seis indicadores que se miden en el mismo, solo uno de ellos (producción y venta de automóviles) se encontraba en el justo valor que la OMC toma como referencia de estabilidad (100).

Indicadores Barómetro Comercio de Mercancías, marzo 2020.

Para ese entonces, el Barómetro sobre el Comercio de Mercancías en su conjunto marcó los 95.5, 4.5 puntos por debajo del valor de referencia de 100. Es decir, se encontraba debajo de lo que podemos considerar como manejable, "estable, pero con pronóstico reservado". No obstante, ahora el valor de referencia se ubica en 87.6, lo que quiere decir una reducción de 7.9 puntos, con respecto al Barómetro anterior (que cubría diciembre, 2019) y de unos 9 puntos, en relación al penúltimo Barómetro, que se publicó en noviembre del año pasado.

Vivimos tiempos extraordinarios, la pandemia sin lugar a dudas se encargará de romper ciertos esquemas preestablecidos. Algunos de estos supuestos ni siquiera imaginaban que una situación como la presente llegaría a manifestarse de la forma y profundidad como se ha hecho sentir la pandemia del Covid-19. Como muestra, fíjense en el extremo inferior de los valores de referencia del Barómetro (90 puntos) y como la presente crisis ha roto ya esa barrera, sin que todavía toquemos el verdadero fondo de la crisis.

Indicadores Barómetro Comercio de Mercancías, mayo 2020.

Como podemos observar arriba, todos los indicadores de la presente entrega del Barómetro no solo se encuentran por debajo del valor de referencia de 100, si no que algunos se hayan por debajo de los 90 puntos (Flete Aéreo, Flete de Contenedores y Ordenes de Exportaciones) e incluso hay uno (producción y venta de automóviles) que se ubica inferior a los 80 puntos. Vale mencionar que estos son casos que rompen con los parámetros y precedentes que hayamos visto en la historia del Barómetro sobre el Comercio de Mercancías que prepara la OMC.

Es muy probable que esta entrega del Barómetro comience a marcar un punto de inflexión, delimitando la frontera entre las tensiones comerciales dominadas por la guerra comercial EEUU-China y el Brexit, hacía las turbulencias provocadas por la pandemia del Covid-19. Gracias a que el Barómetro mide "en tiempo real" podemos tener una idea lo más dinámica y fáctica posible de lo que está ocurriendo en el terreno con el comercio internacional.

Algunos de estos indicadores tienen la inclinación a permanecer, al menos en el corto-mediano plazo, por debajo del valor de referencia. Las restricciones de movimiento, el distanciamiento social, las cuarentenas y los toques de queda inciden en el desplazamiento de las personas de un lugar a otro, por lo que la producción y venta de automóviles se ve particularmente impactada.

Estos factores también inciden en la menor demanda de bienes, por lo que empujan hacia abajo las Órdenes de Exportación y el envío de mercancías por aire, mar y tierra, siendo los primeros dos medios de transporte de productos tomados en cuenta para el Barómetro que compila la OMC. En general, la perspectiva es de poco dinamismo, en consonancia con las proyecciones de caída de entre un 13% y un 32% del comercio mundial para este año, como lo expresara la OMC en un estudio el pasado mes de abril.

Resta por observar los efectos del Covid-19 en el comercio de servicios, cuyo respectivo Barómetro queda por ser publicado próximamente. Un estudio especial publicado por la OMC en el día de hoy (29 de mayo) sobre los efectos del Covid-19 en el comercio de servicios revela algunos hallazgos interesantes, que podrían apuntar hacía una mayor digitalización y prestación online de los servicios. Aquí extraigo algunos de estos puntos destacados en el estudio:
  • Los sectores de servicios se han visto muy afectados por la pandemia de COVID-19. Los servicios de turismo, transporte y distribución, por ejemplo, han sufrido como resultado de las restricciones de movilidad y las medidas de distanciamiento social impuestas por razones de salud pública. Al mismo tiempo, la crisis ha puesto de relieve la importancia de los servicios que permiten el suministro en línea, como los servicios de telecomunicaciones e informática, así como el papel de infraestructura más amplio de los servicios de transporte, financieros, de distribución y logística para facilitar el comercio y el crecimiento económico.
  • El tipo y el alcance de los efectos sobre el comercio de servicios varían según el sector y el modo de suministro. El comercio de servicios que involucra la proximidad entre proveedores y consumidores ha sido severamente impedido. El modo 2 del AGCS (es decir, la oferta en el contexto del movimiento de consumidores en el extranjero) y el modo 4 (que implica el movimiento temporal de personas físicas) se han paralizado en gran medida.
  • La crisis está llevando a un mayor enfoque en el suministro en línea en sectores como el comercio minorista, salud, educación, telecomunicaciones y servicios audiovisuales. Los proveedores están acelerando los esfuerzos para expandir sus operaciones en línea y los consumidores están adoptando nuevos hábitos que pueden contribuir a un cambio a largo plazo hacia los servicios en línea. En el futuro, un mayor suministro de servicios a través de redes digitales podría aumentar el comercio a través del modo 1 (suministro transfronterizo).
  • El mayor uso de los servicios en línea durante la pandemia de COVID-19 ha acentuado las disparidades tecnológicas y de conectividad, ya que las clases en línea no son factibles para los estudiantes sin computadoras, y el teletrabajo no es una opción para los empleados sin banda ancha. Los operadores en países desarrollados y en desarrollo suspendieron los límites de datos y aumentaron la capacidad de datos durante la pandemia, y muchos gobiernos emitieron espectro inalámbrico adicional para aumentar aún más la capacidad.
Estas conclusiones que plantea la OMC pudieran indicar que los servicios se encuentran en una fase de adaptación con respecto a la pandemia, lo que en un rango importante ha sido un paso exitoso o "transición" hacía las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Es probable que la pandemia haya adelantado los planes de modernización que algunas empresas ya tenían en planos. Sin embargo, es evidente que no todas las empresas o sectores estaban listos o dispuestos a dar el paso hacía el uso de estos instrumentos y solo lo estén utilizando por necesidad o coyunturalmente.

En definitiva, según estos dos estudios publicados por la OMC, se va despejando parte de la nebulosa que cubría, al menos, los primeros días de la pandemia. Para el Barómetro sobre el Comercio de Mercancías, las próximas entregas pudieran estar marcando nuevos récords a la baja, lo que de por sí nos llevaría a preguntarnos si necesitarían de la creación de una nueva categoría o rango dentro propio del Barómetro. Ya veremos.

martes, 12 de mayo de 2020

La trampa de Tucídides y la cura del Covid-19


Mientras la pandemia del Covid-19 entra ya en su tercer mes, gran parte de la humanidad comienza a sentir los efectos del cansancio producto de las medidas de confinamiento y toques de queda. A lo interno de los países, los gobiernos se encuentran en la encrucijada entre el mantenimiento o relajamiento de dichas medidas. Algunos hablan de "nueva normalidad", mientras llega una vacuna o tratamiento efectivo para la enfermedad.

Al mismo tiempo que eso sucede en el plano internacional se libra una carrera, tanto de velocidad como de resistencia, para hallar una cura efectiva. Europa, los EEUU y China se encuentran a la vanguardia en términos de investigación y pruebas de posibles vacunas. 

Estos esfuerzos emprendidos por las principales potencias del mundo, garantizan que la lucha por una cura definitiva no caerá a un segundo plano, en la medida de que las personas se adapten al status quo, como ha sucedido por ejemplo con el Ébola. Aún cuando se reduzca la mortalidad y la incidencia de los casos, las potencias (al menos EEUU y China) continuarán en la búsqueda de una vacuna.

La pandemia del coronavirus con la consecuente competencia de EEUU y China por una cura ha puesto de relieve, una vez más a la "trampa de Tucidides". Graham Allison, historiador y politólogo americano explica que la "trampa de Tucídides" se manifiesta cuando una potencia naciente amenaza con desplazar a otra que se encuentra establecida, lo cual conduce inevitablemente a una confrontación.

Si bien es cierto que la relación EEUU-China en los últimos años se ha deteriorado, desembocando en un conflicto comercial abierto, la llegada de esta pandemia ha provocado señalamientos muy fuertes y acusaciones directas de responsabilidad en la propagación del virus. Este es un fenómeno que debe ser estudiado desde la perspectiva que plantea Allison.

Ambas potencias tienen un interés especial en encontrar la vacuna. China, por como ella misma se ve reflejada en el exterior: el país donde se originó el coronavirus (EEUU se lo recuerda a cada rato), y por otro lado los EEUU: para mostrarse como el país que resolvió (una vez más) un problema que el mismo no creó. Entonces, para China la carrera de la cura es un tema de imagen-país y para los EEUU es un tema de reafirmar su espacio como superpotencia científica, muy en el estilo de las carreras nucleares y espaciales de la guerra fría. 

Mientras esa contienda geopolítica se desarrolla, la humanidad guarda la esperanza de que muy pronto se encuentre una cura o tratamiento efectivo para el Covid-19, sin importar de donde venga o quien lo descubra. Si al final lo hace EEUU, China, Europa u otro país, como sea será bienvenido. Lo ideal fuera que todos los países colaboraran entre si, haciendo sinergias y compartiendo los recursos para así aunar esfuerzos encontrando una solución en el corto plazo. Lo más constructivo en este contexto sería que EEUU y China eviten caer a lo más profundo de la trampa de Tucídides.

martes, 5 de mayo de 2020

Necesidad de un nuevo multilateralismo frente al Covid-19?


"Necesitamos un multilateralismo en red, en el que se refuerce la coordinación entre todas las organizaciones multilaterales mundiales y en el que las organizaciones regionales sean capaces de hacer su contribución esencial; y un multilateralismo inclusivo, basado en una intensa interacción con la sociedad civil, las empresas, las autoridades locales y regionales y otras partes interesadas".
António Guterres,
 Secretario General de la ONU 

El pasado 24 de abril se celebró el día internacional del multilateralismo y la diplomacia para la paz. Es la primera ocasión que la ONU conmemora este día y vaya que estreno le ha tocado. El mensaje oficial del SG Guterres, por supuesto, se concentró en el tema de la pandemia del Covid-19. Pero lo distintivo de este comunicado es el llamado a un régimen más inclusivo, a la integración de otros actores no tradicionales, pero igualmente interesados en la problemática de la pandemia.

Cuando escuchamos el término "multilateralismo" rápidamente lo asociamos a los Estados y las Organizaciones Internacionales, como sujetos preponderantes en el orden mundial. El Estado ha sido el sujeto por excelencia del DDII y las RRII, mientras que las OOII son en esencia, organismos intergubernamentales (compuestas por Estados). En fin, la visión estado-céntrica de las RRII dentro del llamado paradigma tradicional, ha sido la predominante durante la mayor parte de la historia reciente.

Frente al paradigma tradicional en las RRII, surge el paradigma de la sociedad global, que propugna por la inclusión de una serie de temas y de sujetos ante las necesidades de un mundo cambiante. Problemáticas y coyunturas críticas a las que el Estado se ve limitado de abordar por si mismo.

Las NNUU como cabeza más visible del multilateralismo tradicional tampoco escapa a las críticas. Los ataques a su Consejo de Seguridad, justificados o no, apuntan a su diseño y estructura (5 miembros permanentes, con derecho a veto) y a la inercia o demora en el accionar (de nuevo el veto es un freno en ocasiones). Hacer más inclusivo y ágil este sistema implica una serie de reformas en los fundamentos de la ONU, lo que parece poco probable en el mediano plazo.

Donde el multilateralismo tradicional ha mostrado un mayor impacto en su accionar frente al Covid-19 ha sido en aquellos organismos que tienen a su cargo temas específicos, ya se trate de salud, alimentación o comercio, por mencionar algunos ejemplos. Es destacable la labor de la OMS, organismo que responsablemente declaró el Covid-19 como pandemia el pasado 11 de marzo. Por igual, el papel que ha jugado la FAO con sus llamados de atención para evitar posibles hambrunas provocadas por el desabastecimiento y otros efectos disrruptores en las cadenas de suministros de los alimentos e insumos.

Así mismo, en la esfera comercial, desde muy temprano la OMC se ha empeñado en proveer información relevante, con alta rigurosidad técnica para el entendimiento, orientación y toma de decisiones de los actores interesados de cara al Covid-19. En ese sentido, el organismo multilateral encargado de regular el comercio internacional ha preparado estudios e informes sobre el comercio de productos médicos, las posibles restricciones en el comercio de estos insumos, las amenazas de proteccionismo y otras medidas distorsionantes al comercio, así como las perspectivas del comercio de mercancías y de servicios, entre otros aportes valiosos.

No obstante la labor de estos organismos, la problemática del Covid-19 requiere de un abordaje multidimensional. La pandemia es un problema sanitario, con implicaciones sociales y económicas. Afecta todas las áreas del quehacer humano. Por lo tanto se requiere que toda la colectividad social tome parte en la solución. La sociedad tiene que poner de su parte, colaborando con las medidas y decisiones de la administración, pero también debe estar en capacidad de exigir un mayor grado de participación.

Una sociedad empoderada y consciente de su papel, del rol que debe jugar en esta coyuntura es sumamente importante para poder salir adelante. Los gobiernos, las élites, las OOII, así como otros actores que tradicionalmente tienen el control de acción en casos de envergadura como el presente deberían pensar seriamente en abrir sus espacios de influencia, aunque eso conlleve ceder parte del control que tradicionalmente han ejercido sobre muchos otros actores y agendas. Construir un poder ciudadano significa sociedades más fuertes y mejor preparadas para cualquier eventualidad. Es lo que el SG Guterres ha querido subrayar muy válidamente.