Mientras la renegociación del NAFTA entra en su sexta ronda
de discusiones, las notables promesas de reformas, al menos para los países que
nos encontramos fuera del área del NAFTA se concentran en apartados específicos
como el Capítulo 11 sobre Inversión y otras disposiciones transversales como
los aspectos laborales.
Si algo hemos aprendido con la suscripción de los
Tratados de Libre Comercio es que siempre se va a necesitar un conjunto de
medidas institucionales que aseguren la consecución de los objetivos centrales
del Acuerdo Comercial. Después de todo, no se trata únicamente de que se
respeten las normas relativas al acceso a los mercados, si se obtiene un
provecho injusto como producto de la debilidad institucional subyacente en
determinado país.
Pero ahora resulta que EEUU quiere cambiar de
orientación. Será que se arrepintió de haber promovido con en el NAFTA tantas
ganancias en institucionalidad?. Por lo menos en lo que respecta al régimen de
inversión extranjera, parece que si. En cambio, con otros aspectos del Tratado, tales como los
laborales y ambientales, se encuentra buscando la forma de cómo aplicar
estándares de protección más elevados.
Aunque el interés en ocasiones nos haga parecer
contradictorios, la posición de EEUU tiene sentido, al menos para ellos. Si se
disminuye el estándar de protección de las inversiones y los inversionistas en
el NAFTA, las empresas no se sentirán tan motivadas para establecerse en
México. En consecuencia los negocios
americanos regresarán o se quedarán en casa. A eso agregamos que el incremento
en los estándares de protección del ambiente y de los derechos de los
trabajadores harán más difícil (y más caro) a las empresas producir en México.
No obstante estos peligros, consideramos que las
autoridades de México están haciendo su tarea. Como una forma de sortear la
incertidumbre que gravita sobre las inversiones extranjeras en su territorio, México
recientemente anunció la suscripción del Convenio del CIADI. Con esta acción, le
brinda tranquilidad a los inversionistas, de que tendrán una sombrilla de
protección, pase lo que pase con el NAFTA. Es una movida muy inteligente de
parte de México, que hasta le puede dar cierto espacio de maniobra en las
negociaciones con EEUU y Canadá.
Por otra parte, es pertinente que la República
Dominicana se vaya preparando para una futura renegociación del DR-CAFTA. Ahora
es el momento de comenzar a estudiar y analizar los aspectos que nos interesan que
se revisen de este Acuerdo. Son muchos los temas, sectores e intereses en
juego, que cuando nos hagan el llamado de renegociar, será como abrir la caja
de pandora. Pero bien, siendo realistas y sin emocionarnos mucho, las reformas al
DR-CAFTA serán sobre lo que EEUU quiere que sean.
Siendo conscientes de nuestra posición en la mesa de
negociación, si podemos (y debemos) insistir en la modificación del régimen de
inversión. Será como pedir lo mismo que el NAFTA (recargado?). El balance del Capítulo
10 del DR-CAFTA sobre Inversión solo nos ha traído demandas arbitrales multimillonarias
ante tribunales internacionales. El alto nivel de exposición a estas demandas y
la limitada capacidad de recursos para la defensa del país son dos de los
tantos factores que reflejan nuestra alta vulnerabilidad en el esquema de
inversión del DR-CAFTA.
En conclusión, soy de opinión de que el NAFTA 2.0
tendrá un efecto derrame sobre otros Acuerdos de los EEUU. Será positivo en la
medida de que los países detecten y encaminen aquellas reformas que más se
ajusten a sus intereses estratégicos. Es más, puede servir de punto de partida
para empujar nuestros propios esfuerzos de revisión de otros Acuerdos
Comerciales y de Inversión.
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