jueves, 24 de enero de 2019

La situación en Venezuela, de una forma u otra, nos obliga a actuar


El desenlace parece estar llegando para la crisis venezolana, después de casi seis años de mandato presidencial de Nicolás Maduro. La escalada de tensiones internas entre gobierno y opositores del régimen, ha movido el interés de la comunidad internacional y con ello a que algunos países y organizaciones se manifiesten con relación a este conflicto.

Comenzando el año 2019, el panorama no pintaba muy positivo para Maduro y sus seguidores. Un proceso degenerativo de crisis económica, social y de gobernabilidad a lo interno y un entorno internacional adverso, en el cual perdían ímpetu y con ello aliados, completaba un cuadro dantesco de derivas institucionales y colapso generalizado del estado venezolano. Las sanciones de EEUU, la UE y otros países complicaban el escenario aún más. Los recientes acontecimientos los colocaban el 10 de enero pasado, con un voto de censura en la OEA al nuevo mandato de Maduro. En esa ocasión, hasta RD votó a favor del mismo.  

Sin embargo, el hecho más trascendental contra el regimen de Maduro llegó el 23 de enero, cuando un milenial de nombre Juan Guaidó se proclamaba como Presidente Encargado de Venezuela. EEUU, Canadá, Colombia y Brasil fueron los primeros países en reconocer a Guaidó como Presidente de Venezuela. Sucesivamente, otros países siguieron la misma línea. No obstante, al menos cuatro países han expresado que continúan reconociendo al gobierno de Maduro (China, Cuba, Turquía y Rusía). Esta información puede variar en el tiempo, ya que los acontecimientos se están desarrollando en este preciso momento.

El gobierno dominicano hasta el momento no se ha pronunciado a favor o en contra de Guaidó como Presidente de Venezuela. Se dice que expresará su voto en una Asamblea Especial que tiene prevista la OEA para tratar el tema venezolano. Seguiría as, su posición anterior del pasado 10 de enero, cuando votó en la OEA negativamente en contra de Maduro. Pero esta acción oblicua provoca el pensamiento y nos lleva necesariamente a considerar algunos escenarios.

En el primer supuesto, que llamamos escenario 1, la República Dominicana no emite declaración oficial alguna ni reconociendo ni desconociendo a Guaidó. Aunque el reconocimiento de gobierno es una prerrogativa que cada país ejerce libremente, según sus intereses y en base al principio de soberanía de los Estados, el no emitir ninguna declaración, también es una posibilidad y se enmarca dentro de los principios rectores de la política exterior de RD, según el Artículo 2 de la Ley 630-16 (Ley Orgánica del MIREX):
"Artículo 2.- Principios rectores. Las relaciones internacionales del Estado se fundamentan en la defensa, el respeto y el ejercicio de los principios:
1) Soberanía e igualdad entre los Estados, no intervención, respeto a la
autodeterminación de los pueblos, paz y justicia social, y democracia y Estado de
Derecho".
El segundo escenario (escenario 2), es que la RD emita una declaración expresa diciendo que reconoce a Juan Guaidó como Presidente de Venezuela. Este por igual es una de las facultades de todo país soberano, siendo el reconocimiento de gobierno un acto unilateral del Estado, con consecuencias jurídicas. Pero dicho acto debe ser expreso y no tácito, para que envíe la señal inequívoca de la manifestación de la voluntad del Estado. Para sustentar este escenario, el país puede alegar, aunque tampoco esta obligado a dar explicaciones, de que reconoce a Guaidó haciendo uso del principio de "solidaridad internacional y cooperación bilateral y multilateral", que también figura en el Artículo 2 de la Ley 630-16. Así, se justificaría el reconocimiento expresó de Guaidó, "actuando en solidaridad con la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano".

Básicamente tenemos estos dos escenarios, pero también hay que considerar otros elementos, tales como las consecuencias que se derivan de los actos o inacciones. Si nos vamos por el escenario 1, se pudiera entender en la comunidad nacional e internacional, que no estamos apoyando a Guaidó. En ese supuesto, hay que tener en cuenta lo que EEUU pudiera interpretar. Por lo tanto, hay que ser bastante cuidadosos y actuar con el debido tacto si se sigue por este camino. RD puede también limitarse, en base a la doctrina Estrada, a mantener su Embajada operando en Caracas y una vez Guaidó asegure y consolide su mando en Venezuela, este quedaría igualmente reconocido. De este modo, se cumpliría el objetivo de reconocer su gobierno, inmiscuyéndose lo menos posible en los asuntos internos de ese país. Pero este approach hay que saberlo manejar, con sumo cuidado, para enviar las señales apropiadas a EEUU en ese sentido. Recordemos, el DR-CAFTA esta gravitando sobre nuestro país, como una espada de Damocles y EEUU lo puede usar como ficha de negociación o de presión.

En cuanto al escenario 2, está el asunto con China. Este país ya ha declarado expresamente que continúa reconociendo a Nicolás Maduro, e inclusive, hizo el llamado para que EEUU y los demás países, dejen de intervenir en los asuntos internos de Venezuela y que sean los mismos venezolanos que resuelvan sus problemas. Si RD se inclina por reconocer expresa y libremente a Guaidó mediante una declaración unilateral, ésta tendrá mayores consecuencias con respecto de China, que un voto en la OEA. Me explico. La sanción o reconocimiento que haga la OEA, lo hará como organización internacional, los países solo emiten su voto. Tengamos en cuenta que las organizaciones internacionales o intergubernamentales son sujetos de Derecho Internacional Público, y como tales, cuentan con una personalidad jurídica distinta de la de los miembros que la componen. Ante una acción unilateral de RD reconociendo a Guaidó, China puede reaccionar congelando las relaciones con el país, poniendo en stand-by cualquier proyecto bilateral o multilateral con RD.

Observamos pues, que la cuestión de Venezuela es bastante compleja, requiriendo un enfoque de realpolitik en nuestra diplomacia que logre el balance necesario de los intereses geopolíticos contrapuestos, minimizando los efectos perjudiciales de cualquier escenario que decida tomar la República Dominicana. De lo que no hay duda, es que la situación en Venezuela, de una forma u otra, nos obliga a actuar.

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