viernes, 11 de enero de 2019

Queramos o no, ya entramos en la guerra comercial


La guerra comercial entre EEUU y China se encuentra en una especie de armisticio, luego de que a finales de noviembre pasado, los líderes de ambos países acordaran en Buenos Aires una tregua temporal de tres meses. Según los términos, se acordó no aumentar más aranceles para enero de este año, pero sin reducir los que ya se habían incrementado hasta ese momento (finales de noviembre 2018). De no haber algún avance en lo que respecta a las negociaciones o las perspectivas de mejora en el intercambio comercial, se resumirá el conflicto.

Esta pausa, no significa que las tensiones se reduzcan. Es posible que los avances para la paz comercial dependan de cuestiones más profundas y sistemáticas, que únicamente el tema del balance comercial. Ahí quedan pendientes los pedidos de EEUU para que China reduzca los subsidios a sus productos, o la falta de observancia en la protección de la propiedad intelectual. Casos que se han presentado ante la OMC sobre estas materias nos pueden estar señalando que los conflictos comerciales pueden extenderse mucho más, inclusive durar por años.

La revelación de que EEUU podría castigar a algunos aliados de China también parece ser otro elemento de la ecuación. Específicamente los casos de El Salvador y la República Dominicana, por haber pasado estos dos países de tener relaciones diplomáticas con Taiwán, un aliado estratégico de EEUU, a establecer vínculos diplomáticos con China. Se ha hablado incluso de la exclusión del área DR-CAFTA como una posible vía de sanción.

Ahora bien, sobre la forma o el procedimiento para el retiro de una Parte del DR-CAFTA, el Acuerdo es bastante explícito. De la lectura combinada del Artículo 22.7 del DR-CAFTA y la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados, corresponde a la Parte interesada hacer la denuncia del Convenio. Esta es una prerrogativa soberana del país y no obedece en principio a ningún mandato de otro Estado, ya sea en un contexto bilateral o multilateral.

Por otro lado, el DR-CAFTA contiene el Capítulo 21 sobre Excepciones, que dispone la incorporación mutatis mutandis de las prescripciones del Artículo XX del GATT y el Artículo XIV del AGCS. Mediante la aplicación de una o varias de estas excepciones, EEUU puede efectivamente invalidar el DR-CAFTA para la RD. Más aún, el Artículo 21.2 del DR-CAFTA contiene la denominada “Cláusula de Seguridad Esencial”, mediante la cual una “Parte (puede) apli(car) medidas que considere necesarias para cumplir con sus obligaciones respecto al mantenimiento o la restauración de la paz y la seguridad internacional, o para proteger sus intereses esenciales en materia de seguridad”.

Otro escenario, más aún sombrío, es que EEUU puede renegociar el DR-CAFTA dejando fuera del tratamiento preferencial a la RD y otros países. Para ello puede llegar inclusive a denunciar el DR-CAFTA. Si bien un Estado no puede “expulsar” propiamente a otro u otros países del área DR-CAFTA, aplicando una o varias de las medidas expuestas pueden “efectivamente” provocar en los hechos, el mismo efecto que retirar a una Parte.

Para tener una idea, EEUU puede llamar a una "renegociación" del DR-CAFTA, similar a la del NAFTA. Como en aquel entonces, se reuniría solo con los que estén alineados con sus intereses y dejaría fuera a los demás. Fue lo que hizo EEUU cuando negoció bilateralmente con México, para finalmente hacer lo propio con Canadá, luego de que este último país cediera el pulso y de esa manera no quedarse fuera de la hoy área del USMCA.

De todas formas, creo que es todavía temprano para cualquier desenlace. EEUU esperará primero que se venza el plazo de los 90 días, a finales del mes de febrero de este año. Luego de febrero, ya sea que haya o no un acuerdo con China, Trump se volcará de nuevo al tema de la revisión de los TLC. Fue una de las promesas de campaña, que si vemos como ha insistido con el muro en la frontera con México (llegando incluso a provocar un cierre de gobierno), nos muestra que el hombre es muy obstinado en sus propósitos.

La realidad política, es que de ser así, los países afectados tendrán que dar una respuesta. Y la respuesta será el aumento de los aranceles aplicados a los productos americanos, por efecto natural en ausencia del TLC (Trato NMF). No obstante, podría complicarse aún más. Por eso es que estoy pensando: queramos o no, ya entramos en la guerra comercial.

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