El 31 de enero, como estaba previsto, el Reino Unido dejó de pertenecer al bloque de la Unión Europea después de 47 años. Los cambios no se han hecho esperar, días después el RU comenzó a mover algunas fichas por su propia cuenta, como lo es su asiento en la OMC, ejerciendo como miembro por primera vez desde su ingreso a la organización en el año 1995.
Este paso se ha interpretado como una actitud proactiva de parte de RU, que no parece perder tiempo luego del Brexit, aprovechando el ímpetu en un año de mucho trabajo. RU debe continuar negociando con la UE los términos de su relación futura, que mantiene en una nebulosa no solo a estos dos socios, si no también a los demás países.
Para concluir las negociaciones con la UE, RU cuenta con el resto de este año 2020, aunque las partes pudieran extender el diálogo de ser necesario. La situación de Irlanda del Norte es tal que pudiera provocar hasta fricciones políticas en el RU. Se ha hablado hasta de una reunificación de Irlanda e Irlanda del Norte. Esta última región, particularmente, se muestra muy afectada por el Brexit. En términos de movimiento de personas, de mercancías, etc., los controles fronterizos provocarían malestares y conflictos que pudieran amenazar la paz y armonía de los últimos años.
Otro elemento a considerar es la enorme tarea que le espera al RU para negociar una gran cantidad de Tratados que ya no le aplican por haber salido de la UE. Pensemos en lo comercial, pero también en el ámbito de la cooperación, la defensa, los DDHH, y demás. Una labor titánica, por evocar un ícono británico.
Es una tarea necesaria y de seguro el RU ya tiene su plan. Poco a poco irá reconstruyendo esos lazos, estableciendo el orden de prioridad, ya que debe sentirse como un paciente que despierta luego de 47 años en coma. Sin embargo, al menos en la esfera comercial, su renovada y proactiva actitud en la OMC nos señala que estará buscando como tejer los múltiples Acuerdos Comerciales que tenía gracias a la UE, de la forma más conveniente y rápida posible.
Es probable también que RU aproveche, ahora que no forma parte de la UE, de deshacerse de los Acuerdos que no le convenían y renovar solo aquellos que entiendan le beneficien. Si hacemos historia reciente, veremos que precisamente algunos de los compromisos derivados de su membrecía en la Unión fueron de los catalizadores del Brexit. RU puede, en ese sentido, celebrar y disfrutar su "independencia". No obstante, como todo en la vida, la libertad también tiene su precio y solo el tiempo podrá decir cual será el balance para RU.
En lo que respecta a la República Dominicana, debemos hacer todo lo posible por recuperar el mercado preferencial de RU, que teníamos gracias al EPA. El "Rollover" que tanto se cacarea debe ser acompañado de una discusión de otros temas y un replanteamiento de las relaciones RD-RU, ahora en un contexto estrictamente bilateral. La revisión debe incluir un análisis de todos los Acuerdos que tenemos vigentes con la UE, para presentarles una propuesta al RU, ajustada a las nuevas realidades. Es un ejercicio responsable, sano y constructivo.
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